Repetidamente se ha dicho que la obra de Néstor tiene un carácter místico e incluso, metafísico. Ambas adjetivaciones huelen a trascendencia, sin embargo; no estoy tan segura de que sea Néstor el único que comparte esos objetivos.
¿De qué hablan las piezas de este artista nacido en 1967? Sus composiciones son orgánicas y fluídas aunque poseen una cierta crudeza, un dejo de incomodidad. Al encontrarse, el contemplador, con esas figuras humanas sin rostro, con la representación genérica de la identidad humana, puede producirse un estado de inquietud y extrañamiento.
Ahora bien, si vemos en estas básicas siluetas de hombres, aspiraciones totalizadoras y universales, sin duda se trata de pretensiones metafísicas. Es más, no dudo que la ausencia de rostros, de rasgos característicos y singulares, obedezca a una intención de que "todos" podamos reconocernos en esos seres bidimensionales. Hay en esos cuadros verdades dichas a una imaginada comunidad humana, a un espectador que se busca no sea estudiante, crítico de arte o contador sino simplemente, ser humano.
¿Y qué produce esa confrontación con el ser humano del observador? Inquietud, despojamiento. El que contempla se encuentra desnudo, lejano a las seguridades que otorgan los posicionamientos sociales que lo ubican, que le dan sentido. Frente a frente con su condición más pura e ineludible, se relaciona consigo mismo, se reconoce como parte de un universo inconmesurable ¿Es eso lo metafìsico? ¿El encuentro con el yo humano?
Tenemos pues dos problemáticas; A) lo metafísico entendido como lo universal, como lo verdadero y B) lo metafísico como lo esencial, lo que subsiste independiente a cada caso particular. Ambas disyuntivas convergen en el concepto de Ser: comprendido como aquello que determina y que es a-histórico.
Apelar a este ser humano, como característica inherente a los sujetos, puede ubicar a la obra de Néstor como metafísica, aunque en realidad, cualquier vivencia que traspase los umbrales de nuestro ser social y prefabricado y que nos relacione como fragmentos de un universo más amplio también lo es. Las experiencias más profundas nos inquietan, nos permiten ver lo inapresable del mundo. No respetan las convenciones sobre el tiempo y el espacio; en un segundo se contiene el recorrido vivido, y el contexto se transforma a la luz de los recuerdos. Lo verdadero se contiene en cada enunciado emitido, en cada expresión. La comunicación parte del hecho de creer que lo dicho es cierto, de otro modo carecería de sentido.
No creo que las producciones de Néstor alberguen en mayor medida un tono místico y totalizante: lo que sí contienen en demasía es valor para afrontar(nos), para exteriorizar aquello que todos creemos en secreto, para hacer visible la fé que nos mantiene moviles en una época que algunos caracterizan como desesperanzada.
¿De qué hablan las piezas de este artista nacido en 1967? Sus composiciones son orgánicas y fluídas aunque poseen una cierta crudeza, un dejo de incomodidad. Al encontrarse, el contemplador, con esas figuras humanas sin rostro, con la representación genérica de la identidad humana, puede producirse un estado de inquietud y extrañamiento.
Ahora bien, si vemos en estas básicas siluetas de hombres, aspiraciones totalizadoras y universales, sin duda se trata de pretensiones metafísicas. Es más, no dudo que la ausencia de rostros, de rasgos característicos y singulares, obedezca a una intención de que "todos" podamos reconocernos en esos seres bidimensionales. Hay en esos cuadros verdades dichas a una imaginada comunidad humana, a un espectador que se busca no sea estudiante, crítico de arte o contador sino simplemente, ser humano.
¿Y qué produce esa confrontación con el ser humano del observador? Inquietud, despojamiento. El que contempla se encuentra desnudo, lejano a las seguridades que otorgan los posicionamientos sociales que lo ubican, que le dan sentido. Frente a frente con su condición más pura e ineludible, se relaciona consigo mismo, se reconoce como parte de un universo inconmesurable ¿Es eso lo metafìsico? ¿El encuentro con el yo humano?
Tenemos pues dos problemáticas; A) lo metafísico entendido como lo universal, como lo verdadero y B) lo metafísico como lo esencial, lo que subsiste independiente a cada caso particular. Ambas disyuntivas convergen en el concepto de Ser: comprendido como aquello que determina y que es a-histórico.
Apelar a este ser humano, como característica inherente a los sujetos, puede ubicar a la obra de Néstor como metafísica, aunque en realidad, cualquier vivencia que traspase los umbrales de nuestro ser social y prefabricado y que nos relacione como fragmentos de un universo más amplio también lo es. Las experiencias más profundas nos inquietan, nos permiten ver lo inapresable del mundo. No respetan las convenciones sobre el tiempo y el espacio; en un segundo se contiene el recorrido vivido, y el contexto se transforma a la luz de los recuerdos. Lo verdadero se contiene en cada enunciado emitido, en cada expresión. La comunicación parte del hecho de creer que lo dicho es cierto, de otro modo carecería de sentido.
No creo que las producciones de Néstor alberguen en mayor medida un tono místico y totalizante: lo que sí contienen en demasía es valor para afrontar(nos), para exteriorizar aquello que todos creemos en secreto, para hacer visible la fé que nos mantiene moviles en una época que algunos caracterizan como desesperanzada.
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